jueves, 18 de diciembre de 2014

Transbordo.

Entre la multitud de un vagón de metro vacío, una mirada.
No viene hacia mi,pero me atraviesa.
No pide ayuda ni la da. No es una mirada amiga, pero comprende.
Se que me ve, aunque me obvia. Como si ya tuviese bastante con sus problemas, como si los míos desapareciesen. Una boca escondida tras la cremallera del abrigo,parece que  una ley amordaza su voz. La nuestra. Me levanto y se levanta. Me mira. Nos bajamos, sin saber a dónde ni por qué.
Hoy me he conocido en el reflejo de un cristal.

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