Después de años compartiendo silencios,
cigarrillos, canciones, lápices y cama,
me preguntaste qué lado prefería.
Y no es que el derecho te siente mejor.
Y no es que el derecho te siente mejor.
Ni que me sienta protegida
si estás tú cerca de la puerta.
No es el sitio de tu padre.
Ni el pudor. Ni la conciencia.
Es que tocarte desnuda
y verte a contraluz
es tapar la luna con los dedos.
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