martes, 3 de junio de 2014

Primaguerra

Hay amenazas tan fantasmas
que no se despiden cuando se van.
Y tengo tanto miedo
como ganas de que veas
cómo las rosas de mi jardín nacen
para verte sonreir
cuando mueran en tus manos.

Y él, que nunca te ha visto
deshacerte por dentro,
ni derretirte en un abrazo suyo,
ni cerrar los ojos
abandonándote a su suerte.
Él, que vive en un piso
con vistas al asfalto
y a quince minutos de tu casa,
podría poner precio a todas
las flores del paraíso
y no saber que la más valiosa de todas
eres tú.

Ahora dime que nada tiene sentido,
que mi rabia es infundada
y que estoy loca.
Que tengo preparado un ejército
de palabras
y la trinchera de tus piernas
para darte toda la guerra que quieras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario