viernes, 5 de septiembre de 2014

Septiembre.

Los coches vuelven de vacaciones y en las tiendas y terrazas hay que esperar otra vez.
El metro está lleno,
y vuelven a pasar autobuses de largo dejando la parada llena
de desesperación
e ira hacia el conductor.
Empiezan a vender primeros fascículos y ayer vi las piezas
de un cráneo por un euro en el quiosco.
En las bibliotecas no cabe un alma
y no queda un banco en el que sentarse.Pero hay un sitio que todavía está en calma , un remanso de paz al que acudir en cualquier momento a recuperar fuerzas.
Un sitio que no tiene nombre,
que muy pocos conocen
y que tengo el privilegio de disfrutar.
Cualquier lugar en el que estés tú.
Eres todo el calor que necesito.
Voy a (a)probarte.

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