Te dejo robarme el sueño
si cuando te despiertes
me cuentas los tuyos.
Sabes amar
cuando respiras en mi cuello
y a mar
cuando utilizas el verbo dar
como una orden
y toda la fuerza
se me va por la lengua.
Suenas a despedida
cuando, sin soltarme,
me gritas que te vas
y vuelves
para robarme
el sueño
una noche más.
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