Suena el teléfono
y tu voz
que acaba de despertar
me pregunta
qué tal la mañana.
Me habría encantado
amanecer contigo
y decirte
que ha ido genial.
Esconderme
en tus pétalos
y reinventar la primavera.
Pero aquí hace viento
y no es tu suspiro
el que sopla
en mi oído.
Y la mañana,
me la he pasado
pensando en ti.
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