martes, 22 de abril de 2014

Pretérito imperfecto.

Tenía la duda en los ojos
y la afirmación en la boca.
Solía pisar el suelo
que otros besaban
y jugar con los cuerpos
de las víctimas
de sus miradas.

Llevaba los pendientes
cuesta abajo
y cinturones
de inseguridad.
Se subía la falda
y sus piernas,
abiertas y blancas
eran las puertas
a un paraíso.

Me perdí en su laberinto.
Y eso que,
antes de entrar,me avisó. 
Fue aperitivo
antes que principal.
Sabía que nunca sería
el segundo plato.
Crecía su dulzura
cuando quería ser postre.
Siempre me quitaba
la última calada.

Sus ojos me hicieron dudar
y sus labios afirmaron.
La sentencia de vida,
el infierno apagado.
Y ahora llamo
y está.
Y yo sigo jugando
a cruzar esas piernas.
Y por fin me he encontrado.

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